Yo trato de seguir estas 10 simples reglas:
- Identificar y quedarse fuera de una zona de confort.
Tener una zona de confort permite que nada nos pase en la vida, como dice Tanguito en la película Tango Feroz: “Conozco un millón de cosas más importantes que la seguridad” o como el fundador de Firefox: “la seguridad es para los cadáveres” - Nunca rendirse.
Nada sucede en el primer intento. Definitivamente que algo no funcione no significa que no vaya a funcionar, significa más bien que no funciona de la forma que lo estamos haciendo. Porque no tratar de mirarlo de otra manera, pensarlo diferente y volver a intentarlo. Hay un proverbio chino que dice: “La tentación de rendirse es mayor justo antes de tener éxito” - Concentrarse en lo que se quiere.
Es importante mantener el foco en lo que uno quiere que suceda. - Un día a la vez.
No importa que tan difícil la situación sea, lo importante es no tratar de mirar muy lejos en el futuro y concentrarnos en el momento presente. A veces no nos damos cuenta y estamos más preocupados que ocupados. - Siempre hacia delante.
No dejar de invertir. No dejar de mejorar. No dejar de hacer cosas nuevas. El día que dejamos de mejorarnos comenzamos a quedarnos tranquilos, y nos vamos entrando en zonas de confort (ver regla 1.) Así que por qué no mejorar la meta cada día? Cómo dicen los japoneses: “mejoras pequeñas diarias resultan en grandes ventajas” - Decidir rápido.
Hay que seguir parafraseando, esta regla es tomada tal cual del fundador de Firefox (de nuevo) el dice: “recuerdo lo que el General George S. Patton solia decir: Un buen plan violentamente ejecutado hoy es por mucho mejor que un plan perfecto mañana.” - Métricas.
Cualquier cosa que se mide se mejora! - Nunca espere que la vida sea justa.
La vida no lo es. - Resuelva sus propios problemas.
Van a ver que encontrar sus propias soluciones trae ventajas. Un proverbio dice: “un hombre sabio sigue su propio consejo” - No se tome en serio.
Este es parte del discurso de grado del 1998 (creo, sino me olvide del año) en Eafit, el rector de ese entonces (Juan Felipe Gaviria) decía que la vida hay que disfrutarla como para amargársela tomándose todo demasiado en serio, incluso a uno mismo. (“Siempre hay una razón para sonreír.” )