El siguiente cuento Zen es tomado del libro: El Zen y la Cultura Japonesa, del autor Daisetz Suzuki.
Goso Hoyen ( ¿?-1104) de la dinastía Sung, nos cuenta la siguiente historia:
“Si la gente me pregunta cómo es el zen, le diré que es como aprender el arte de robar. El hijo de un ladrón, viendo que su padre se hacía viejo, pensó: `Si mi padre es incapaz de desempeñar su profesión, ¿quién deberá ser el sostén de la familia sino yo? Debo aprender el oficio.´ Comunicó la idea a su padre, y éste le dio su aprobación.
Una noche el padre llevó a su hijo a una gran mansión, se abrió paso a través de la valla, entró en la casa, y, abriendo uno de los grandes cofres, le dijo a su hijo que se metiera en él y seleccionara la ropa. En cuanto el muchacho estuvo dentro, el padre dejó caer la tapa y cerró con llave. El padre salió entonces al patio y golpeó ruidosamente la puerta, despertando a toda la familia; luego, sigilosamente, se escabulló por el agujero de la verja. Los moradores de la casa, excitados, encendieron lámparas, pero se dieron cuenta de que el ladrón ya se había ido.
El hijo, que había permanecido todo el tiempo confinado en el cofre, se acordó de su cruel padre. Estaba mortificado y asustado, pero una idea se le ocurrió de repente. Empezó a hacer ruido como el roer de una rata y, al oírlo, un miembro de la familia dijo a la criada que cogiera una vela y examinara el cofre. Cuando la criada abrió la tapa, el prisionero saltó fuera, apagó de un soplido la luz, echó a un lado a la criada y huyó. La gente corrió tras él. Advirtiendo un pozo en el camino, cogió una gran piedra y la tiró al agua. Los perseguidores se congregaron alrededor del pozo tratando de localizar al ladrón, al que se suponía ahogándose en la oscuridad del agujero.
Mientras tanto, el joven llegaba sano y salvo a casa de su padre, ante el que protestó airadamente por la aventura que le había obligado a correr. El padre le dijo:
— No te enfades, hijo mío. Pero dime cómo lo hiciste.
Cuando el hijo le contó sus peripecias, el padre respondió:
— Muy bien, ya has aprendido el oficio.”