Parte de lo que hace a San Francisco una ciudad fría es su característica de bahía, como recién aprendí en este viaje, el verano es uno de los momentos más fríos, por los vientos que constantemente están ingresando. Esto por termodinámica como tal, a mayor calor el aire caliente sube y el frío debe ocupar ese espacio, y en toda la costa la bahía de San Francisco es el espacio por el que a gran presión pasan estos vientos fríos.
Pero aún así hay algo más que hace fría a la ciudad y es la gente, te cruzas a alguien en la mañana en la calle y le dices buenos días, o tal vez algo más breve como: “morning” y ni siquiera te devuelven la mirada, cada quien va en lo suyo, cada quien en su cápsula silenciosa.
Justo cuando iba a generalizar, recuerdo que ayer la barman me preguntaba que como me fue en mi día, algo que hasta ese momento había sido inusual, a lo que luego de pensarlo un rato pude responder y entablar una pequeña conversación, para llevarme la sorpresa que día así porque es una latina. Algo debemos tener los latinos que como decía Andrés López en la Pelota de Letras, terminamos conversando en la fila con el de al lado como si nada. Prueba de esto es el conductor de Uber en el que voy escribiendo este texto, luego de un rato terminamos conversando, total es de Brasil, y sus últimos pasajeros hemos sido coincidencialmente Colombianos de Medellín.
Será seguir experimentando antes de saltar en conclusiones, total el clima es muy agradable mientras no ventea. Nos vemos el próximo año San Francisco.