Wabi Sabi 侘寂

La Belleza en la Imperfección

¿Alguna vez has contemplado la belleza en una taza de cerámica rota o en las hojas caídas de un árbol? Esto es Wabi Sabi, una filosofía japonesa que encuentra belleza en la imperfección y la transitoriedad.

El Wabi Sabi es la esencia de la vida. Encuentra serenidad en lo simple y lo natural. Es una invitación constante a experimentar la vida con todos los sentidos. Es perfectamente imperfecta, se podría decir. Así, conecta con el «Amor Fati» de la filosofía estoica: amar el destino tal como es. Se enfoca en las cosas como son, ahora. Todo lo que se nos presenta es una oportunidad para ver belleza. Wabi Sabi es un lente.

“The voyage of discovery is not in seeking new landscapes but in having new eyes.”

— Marcel Proust

En algo tan simple como contemplar una flor marchita, podemos descubrir que, en su imperfección, hay una belleza única. Es donde ambas filosofías, la Zen y la Estoica, se conectan. Lo entienden como la vida misma: «Imperfecta, pero valiosa».

Sin embargo, como lo dice Beth Kempton al inicio de su libro «Wabi Sabi: Japanese Wisdom for a Perfectly Imperfect Life«, se podría pasar toda la vida en la compañía de personas japonesas y nunca escuchar las palabras Wabi Sabi. De hecho, si se busca en el diccionario Kōjien (el diccionario más respetable de Japón), el término wabi sabi no aparece por ninguna parte. Si hay entradas para las palabras wabi o sabi por separado, y ambas con entradas largas.

De la misma manera, ambas palabras tenían significados bastante diferentes que, a partir del siglo 14, empezaron a evolucionar en dirección de valores estéticos más positivos. El aislamiento autoimpuesto, la vida del ermitaño o del ascético, llegaron a ser consideradas oportunidades de riqueza espiritual. Para los con inclinación poética, este tipo de vidas fomentó una apreciación de los detalles menores de la vida cotidiana. Y una visión de la belleza de los aspectos discretos y pasados por alto de la naturaleza. A su vez, la simplicidad tomó un nuevo significado como base para una nueva y pura belleza.

Wabi se refiere a: una forma de vida, un camino espiritual, lo interior, lo subjetivo, a una construcción filosófica, a un evento espacial.

Sabi se refiere a: objetos materiales, arte y literatura, lo exterior, el objetivo, un ideal estético, a eventos temporales.

Todo es efímero, y en esa brevedad, hay una lección.

Es así que Wabi Sabi nos invita a encontrar la belleza en la imperfección, a apreciar lo simple y lo efímero. Es una celebración de las marcas que el tiempo y la vida dejan en todo lo que nos rodea. Nos enseña a abrazar la serenidad en lo incompleto y lo transitorio.

La parte subyacente del concepto de wabi sabi es la noción de que nada es perfecto, nada está completo y nada es permanente.

Al igual que el Wabi-Sabi, el jazz celebra lo inesperado y lo ‘incorrecto’. En el jazz, una nota desafinada o un ritmo inusual no son errores; son oportunidades para la exploración creativa. Esta forma de arte musical se basa en la improvisación, donde los músicos se aventuran fuera de las estructuras convencionales, abrazando la espontaneidad y la individualidad. El jazz nos anima a escuchar la belleza en las disonancias y en los desvíos inesperados. Ambos, en su esencia, nos enseñan a apreciar el valor único de los momentos imperfectos, recordándonos que en la ‘imperfección’ a menudo yace una profunda expresión de humanidad y autenticidad.

Aplicando el Wabi Sabi

Recientemente, tuve la oportunidad de asistir a un masterclass impartido por Ramiro Clemente, un artista que incorpora el concepto de Wabi Sabi en su trabajo. Clemente se enfoca en las imperfecciones como punto de partida para sus creaciones. Describe cómo pequeñas marcas y bocetos iniciales, aunque imperfectos, son esenciales en su proceso creativo. Con el tiempo, estas marcas evolucionan y transforman la obra original en algo completamente nuevo. Clemente enfatiza, “Demasiada perfección no es algo bueno”. Este enfoque resuena profundamente con la filosofía del Wabi Sabi.

En talleres de arte y escritura, un tema común es la importancia de la revisión y la reinvención. La vida de un artista o un escritor a menudo es caótica y desordenada, reflejando la esencia de la creatividad que debe ser vivida y experimentada. Por lo tanto, el proceso creativo se beneficia de:

  • Explorar más borradores y bocetos imperfectos
  • Priorizar la autenticidad sobre la perfección
  • Desafiarse a uno mismo saliendo de la zona de confort
  • Simplificar el enfoque y los materiales

Encontrando Wabi-Sabi en Nuestra Vida

La filosofía del Wabi Sabi no solo se aplica al arte, sino también a la vida cotidiana. Nos anima a encontrar la belleza en lo imperfecto y lo efímero que nos rodea. Esto puede ser tan simple como apreciar la belleza de una hoja caída o encontrar paz en la tranquilidad de una mañana tranquila. Wabi Sabi nos enseña a valorar las huellas que el tiempo y las experiencias dejan en nosotros y en nuestro entorno.

En conclusión, Wabi Sabi es más que una estética; es una forma de vida. Nos invita a abrazar la imperfección, a encontrar serenidad en lo incompleto y a celebrar la belleza en lo efímero.

Una historia Zen

Kichibei, un aldeano común, tenía una esposa cuya enfermedad la mantenía postrada en cama. Todos los días, además de cuidar a su esposa, tenía que cocinar, barrer y limpiar su casa. Un día, un vecino comentó que debía estar agotado. «No sé qué es la fatiga», respondió Kichibei. «Porque cuidar a mi esposa todos los días siempre es tanto una primera experiencia como una última experiencia. No se puede volver a hacerlo, así que nunca me canso de ello».


Así que te pregunto: ¿Dónde encuentras Wabi-Sabi en tu vida? La belleza, en su forma más auténtica y sutil, está en todas partes, esperando ser descubierta y apreciada.